2010/09/30

LA SERPIENTE PERFUMADA

HENRI ROUSSEAU (Snake)


La Serpiente Perfumada piensa que en sus hombros descansa el peso del mundo. Se prepara con paciencia cada mañana y acude al trabajo resoplando, mientras sus tacones repiquetean por los pasillos inmensos. Viste ropas distintas cada día, compradas en tiendas supuestamente elegantes, pues su veneno necesita de un envoltorio distinguido.

La Serpiente Perfumada se ofrece y se insinúa ante aquellos que ostentan el poder, cuya compañía busca sin descanso. Si bien su atractivo es insignificante, es bien conocida la poca discriminación que en este campo muestran los hombres. La Serpiente tiene especial predilección por los responsables políticos. Nació así, aunque ella atribuye su actitud a la recompensa por sus desvelos o a la defensa contra oscuras conspiraciones.

La Serpiente Perfumada espera enroscada el paso de sus rivales. Estos suelen ser compañeros que ponen en riesgo su posición de privilegio, que tanta producción de veneno le ha costado. Rodea a sus víctimas sin que estas se aperciban de ello, sin mostrar su lengua bífida.

Su veneno es mortal sin remedio. Sus compañeros, que lo intuyen, se apartan a su paso o la mantienen a distancia y se ponen muy nerviosos si la ven apostada en los pasillos o perciben que se acerca, pues saben del poder de sus colmillos, de la fuerza abominable de su odio.

La Serpiente Perfumada nunca sale de casa sin rociarse con carísimas esencias y aguas de colonia, que guarda en estanterías repletas. Sin embargo, desconoce el poder cancerígeno de sus compuestos y se intoxica, poco a poco, como un animal de los suburbios, como una princesa de las alcantarillas.



2010/09/26

ÁRBOLES CAÍDOS

JONATHAN VINER


Conocí a Kontantinos Kavafis, como muchos otros, escuchando el disco “Viatge a Itaca” de Lluis Llach. Después, con el paso de los años, Kavafis se convirtió en uno de mis poetas preferidos, junto con Arthur Rimbaud, Walt Whitman, Omar Khayyam, Li Po, Matsuo Basho o Federico García Lorca.

Una de las estrofas del tema musical que da título al disco, basado en Itaca, el poema más famoso de Kavafis, nos invita a que vayamos “más lejos de los árboles caídos que ahora nos aprisionan”. Creo que es la única parte de la canción que no corresponde al texto original del poeta de Alejandría. Quizá la escribió el propio Llach o algún otro autor catalán que desconozco.

Miro alrededor y veo algunos árboles caídos en medio y a los lados de mi camino. No es que mi vida sea peor ni mejor que la de nadie. Pienso que todos los tenemos alrededor, seamos conscientes de ello o no. Los obstáculos que nos impiden avanzar, evolucionar, son tal vez antiguos miedos, odios soterrados, ideas preconcebidas, situaciones sin resolver. No obstante, la vida nos sigue ofreciendo oportunidades, retos, experiencias maravillosas, viajes inesperados, amistades, nuevos trabajos o amores.

Tratamos de saltar por encima de esos árboles caídos, de evitarlos o escapar de ellos. A veces lo conseguimos mucho más fácilmente de lo que cabría esperar. Otras nos enredamos entre sus ramas, tropezamos y caemos contra el suelo, magullándonos, haciéndonos pequeños cortes y heridas, mientras algunas lágrimas de impotencia asoman a nuestros ojos.

A veces las hojas crecen hasta ocupar casi todo nuestro espacio, hasta no dejarnos ver ninguna salida. No obstante, a menudo no queremos escapar de ellas. Nos hemos acostumbrado a su tacto inquietante, a su presencia opresora, nos sentimos protegidos tras ellas, amamos nuestra vida cautiva.

Otras veces, sin embargo, nos abrimos paso delicadamente a su través, con una paciencia infinita, buscando un hueco que nos permita ver la luz del sol y las estrellas que acompañan de noche a la luna.

Esa es una tarea, tal vez, para toda una vida, para varias vidas.


2010/09/15

EL COLECCIONISTA DE ESPÍRITUS

VICTOR BRAUNER (The Surrealist)


Hay fuerzas invisibles que gobiernan el mundo, espíritus que se mueven entre nosotros como luciérnagas o mariposas, que nos unen a los demás con filamentos invisibles, imperceptibles como lazos de sangre.

El Snark ha desarrollado un extraño sentido para descubrir a estos seres misteriosos entre la gente común, para distinguirlos de los hombres aburridos que llenan los estadios y los cafés, de las muchachas que salen de las perfumerías y las escuelas de música, de los niños que juegan ensimismados con sus máquinas diminutas.

El Snark los fotografía, los dibuja o los graba en vídeo cuando pasan a su lado, brillantes como si fueran hadas, elfos o estrellas errantes. Los espíritus cruzan junto a él confiados y alegres, creyéndose invisibles y no reparan en su presencia vigilante, como si fuera traslúcido o no tuviera cuerpo.

El Snark no envía las imágenes de estos seres a revistas especializadas en el más allá o a programas que banalizan lo extraño. Solo en casa, ya de noche, los mira durante horas y se va a dormir sintiéndose un alma distinta y oscura, un espíritu extraviado en un planeta lejano.