VICTOR BRAUNER (The Surrealist)
Hay fuerzas invisibles que gobiernan el mundo, espíritus que se mueven entre nosotros como luciérnagas o mariposas, que nos unen a los demás con filamentos invisibles, imperceptibles como lazos de sangre.
El Snark ha desarrollado un extraño sentido para descubrir a estos seres misteriosos entre la gente común, para distinguirlos de los hombres aburridos que llenan los estadios y los cafés, de las muchachas que salen de las perfumerías y las escuelas de música, de los niños que juegan ensimismados con sus máquinas diminutas.
El Snark los fotografía, los dibuja o los graba en vídeo cuando pasan a su lado, brillantes como si fueran hadas, elfos o estrellas errantes. Los espíritus cruzan junto a él confiados y alegres, creyéndose invisibles y no reparan en su presencia vigilante, como si fuera traslúcido o no tuviera cuerpo.
El Snark no envía las imágenes de estos seres a revistas especializadas en el más allá o a programas que banalizan lo extraño. Solo en casa, ya de noche, los mira durante horas y se va a dormir sintiéndose un alma distinta y oscura, un espíritu extraviado en un planeta lejano.
Hay fuerzas invisibles que gobiernan el mundo, espíritus que se mueven entre nosotros como luciérnagas o mariposas, que nos unen a los demás con filamentos invisibles, imperceptibles como lazos de sangre.
El Snark ha desarrollado un extraño sentido para descubrir a estos seres misteriosos entre la gente común, para distinguirlos de los hombres aburridos que llenan los estadios y los cafés, de las muchachas que salen de las perfumerías y las escuelas de música, de los niños que juegan ensimismados con sus máquinas diminutas.
El Snark los fotografía, los dibuja o los graba en vídeo cuando pasan a su lado, brillantes como si fueran hadas, elfos o estrellas errantes. Los espíritus cruzan junto a él confiados y alegres, creyéndose invisibles y no reparan en su presencia vigilante, como si fuera traslúcido o no tuviera cuerpo.
El Snark no envía las imágenes de estos seres a revistas especializadas en el más allá o a programas que banalizan lo extraño. Solo en casa, ya de noche, los mira durante horas y se va a dormir sintiéndose un alma distinta y oscura, un espíritu extraviado en un planeta lejano.