2010/09/26

ÁRBOLES CAÍDOS

JONATHAN VINER


Conocí a Kontantinos Kavafis, como muchos otros, escuchando el disco “Viatge a Itaca” de Lluis Llach. Después, con el paso de los años, Kavafis se convirtió en uno de mis poetas preferidos, junto con Arthur Rimbaud, Walt Whitman, Omar Khayyam, Li Po, Matsuo Basho o Federico García Lorca.

Una de las estrofas del tema musical que da título al disco, basado en Itaca, el poema más famoso de Kavafis, nos invita a que vayamos “más lejos de los árboles caídos que ahora nos aprisionan”. Creo que es la única parte de la canción que no corresponde al texto original del poeta de Alejandría. Quizá la escribió el propio Llach o algún otro autor catalán que desconozco.

Miro alrededor y veo algunos árboles caídos en medio y a los lados de mi camino. No es que mi vida sea peor ni mejor que la de nadie. Pienso que todos los tenemos alrededor, seamos conscientes de ello o no. Los obstáculos que nos impiden avanzar, evolucionar, son tal vez antiguos miedos, odios soterrados, ideas preconcebidas, situaciones sin resolver. No obstante, la vida nos sigue ofreciendo oportunidades, retos, experiencias maravillosas, viajes inesperados, amistades, nuevos trabajos o amores.

Tratamos de saltar por encima de esos árboles caídos, de evitarlos o escapar de ellos. A veces lo conseguimos mucho más fácilmente de lo que cabría esperar. Otras nos enredamos entre sus ramas, tropezamos y caemos contra el suelo, magullándonos, haciéndonos pequeños cortes y heridas, mientras algunas lágrimas de impotencia asoman a nuestros ojos.

A veces las hojas crecen hasta ocupar casi todo nuestro espacio, hasta no dejarnos ver ninguna salida. No obstante, a menudo no queremos escapar de ellas. Nos hemos acostumbrado a su tacto inquietante, a su presencia opresora, nos sentimos protegidos tras ellas, amamos nuestra vida cautiva.

Otras veces, sin embargo, nos abrimos paso delicadamente a su través, con una paciencia infinita, buscando un hueco que nos permita ver la luz del sol y las estrellas que acompañan de noche a la luna.

Esa es una tarea, tal vez, para toda una vida, para varias vidas.