2010/03/24

LA CIUDAD DE LAS MEZQUITAS




Mahesh nació en la Ciudad de las Mezquitas. De niño recorría incansablemente sus calles, sus bazares, las casas de los astrónomos, de los magos y los profetas. En la plaza de la ciudad escuchaba los cuentos de los guías que conducían las caravanas y observaba embobado los números de los faquires.

Un día partió a defender el Islam con un ejército que luchaba contra los herejes que amenazaban Esmirna. Vio la muerte a cada instante, fue apresado y padeció un largo presidio. Al regresar a su ciudad ésta ya no existía como la había conocido o tal vez él no fuera quien había sido hasta entonces.

Confundido y sin saber qué rumbo tomar en su vida, acudió a un adivino que vio nítidamente su destino en las vísceras de una cabra. “La muerte vendrá a buscarte dentro de quince años -le dijo- pero antes viajarás y serás rico, tendrás muchas amantes, conocerás a la que ha de ser tu esposa y engendrarás con ella dos hijas”.

Pasaron los años. Todo se cumplió puntualmente, como el vidente le había dicho. Cuando faltaban solo dos meses para su cita con la muerte, Mahesh, aterrorizado por los designios ya cumplidos, empezó una huida interminable, borrando sus huellas a cada paso, para que nadie pudiera encontrarlo. Estuvo en Granada, en Estambul, en Venecia y llegó después hasta Afganistán y la India. Sin embargo, se sentía acosado por un aliento helado, entreveía una figura femenina acechándolo en cada lugar al que dirigía sus pasos. Apesadumbrado y sin esperanza, regresó a la Ciudad de las Mezquitas.

Cuando llegó el día señalado, la Muerte, una hermosa muchacha, vestida como una visitante real, cruzó el patio de su casa. Sin embargo, Mahesh no estaba allí aguardándola. Le había tomado la delantera y yacía en el suelo de su cuarto con el cuello abierto en dos por una daga.